Hoy por la mañana estuve viendo en el diario todas las "ofertas" de fin de año, televisores, computadoras, electrodomésticos, celulares, tecnología, casas, ropa, zapatos, comida, fiestas, equipos de sonido, carros y cuanta cosa mas puedas imaginar o desear.
Por un momento perdí el control y empecé a desear muchas cosas, es fácil perderse en esa nube de cosas que nos presentan como "necesidades", pero que realmente son solo "gustitos".
Esta bien querer un gustito y si puedes comprartelo, pues bien, pero no debemos perdernos o ahogarnos en tantas cosas.
Estoy plenamente convencido que el consumismo de este tiempo muchas veces nos hace perder la visión: Este es un tiempo para compartir, para vivir agradecidos por la vida que tenemos, para acercarnos a nuestros seres queridos, para sanar heridas, para buscar agradar a Dios con nuestra vida.
Así que no caigamos en la trampa de gastar y gastar, comprar muchos regalos puede ser divertido, pero también puede ser peligroso si no medimos cuanto gastamos.
Recuerda que Jesús es el motivo de esta celebración.
Bendiciones.
viernes, 5 de diciembre de 2008
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